Creacionismo y religion
Diseño Inteligente en La Vanguardia
El artículo sobre Diseño inteligente y evolución de Josep Miró i Ardèvol (La Vanguardia, 15-1-2007) está repleto de graves errores de concepto, falacias y trucos que los creacionistas de los Estados Unidos llevan años empleando. Son trucos que, una y otra vez, son rebatidos por los científicos, incluso por los científicos creyentes. A lo mejor el señor Miró i Ardèvol pensó que convencerían a los desprevenidos lectores españoles quienes, a menudo, desconocen que el Diseño Inteligente es un movimiento que pretende desprestigiar la biología evolutiva y la ciencia en general, e introducir elementos sobrenaturales en las clases de ciencias de las escuelas, lo que supondría un retroceso de casi dos siglos.El primer truco de su texto es afirmar que existe una compatibilidad entre creación y evolución. "¿Podría ser que la evolución se cumpla en unas escalas y no en otras?" -se pregunta retóricamente Miró i Ardèvol. Claro que sí; podría ser que el Creador hubiera intervenido en algunos momentos importantes. Pero también podría ocurrir que un gigantesco troll, mágicamente indetectable, empujase a los continentes de vez en cuando. ¿Sería compatible esa idea con lo que conocemos sobre la deriva continental? Quizá, en la imaginación o en la fe personal. Ahora bien, ¿sería científico? Evidentemente, no, y ese es el quid de la cuestión: en el ámbito científico no existe tal compatibilidad. Y hay que recordar que el objetivo último y confeso de los creacionistas del Diseño Inteligente no es la compatibilidad, sino la sustitución total de las explicaciones naturales por las sobrenaturales.
Otra manipulación muy típica consiste en confundir a propósito la abiogénesis (el origen de la vida a partir de la materia inerte) con la evolución. La evolución de las especies es un hecho científico aunque no sepamos aún cómo surgieron los primeros seres vivos. La Teoría de la Evolución se ocupa de explicar los procesos evolutivos una vez que ya existen seres vivos que evolucionan. Otras áreas distintas de la Biología y la Química, con sus correspondientes hipótesis, se encargan de intentar resolver (sin intervenciones sobrenaturales o mágicas, por supuesto) la cuestión de la abiogénesis.
El tercer truco es afirmar que hay actualmente terrenos científicos "refractarios al encaje evolucionista". Es rotundamente falso, como puede comprobar cualquiera que eche un vistazo a varias publicaciones de dichas disciplinas. Miró i Ardèvol seguramente tiene en la cabeza las ideas marginales del gurú del creacionismo Michael Behe, no el radicalmente opuesto consenso de la comunidad científica.
La cuarta trampa es la afirmación de que, según la teoría darwiniana, las transformaciones evolutivas "se consiguen mediante mutaciones al azar". Semejante barbaridad propagada por el aparato propagandístico creacionista ha sido corregida en innumerables libros de divulgación y en textos de biología. En la teoría de Darwin, y en la Teoría Sintética actual, las mutaciones al azar son solo una parte de la explicación. La selección natural (que es una reproducción diferencial y no una competencia entre especies) es responsable de la evolución de estructuras y las adaptaciones complejas. Actúa por etapas, utilizando variación aleatoria como material, pero lo hace de forma estrictamente no aleatoria.
La quinta trampa es tan común que ya recibe un nombre especial: "minería de citas" (quote mining en inglés). Consiste en manipular o emplear de forma sesgada citas de científicos. Algunos de los citados tienen ideas marginales, nada representativas del consenso existente en sus respectivos campos (por ejemplo, se conocen cientos de mutaciones beneficiosas, a pesar de lo que dice el citado Endler). Otros discrepan con la actual teoría, pero jamás han cuestionado el hecho de la evolución ni tolerarían la enseñanza de alternativas sobrenaturales en clase de ciencias. El objetivo de esta minería de citas es que el lector piense que dentro de la comunidad científica hay una división importante junto a un apoyo considerable del creacionismo. Tan extensamente utilizan los creacionistas esta estrategia, que los científicos han creado páginas en Internet que sitúan las citas en su contexto y explican la posición real de sus autores.
No manipule, Señor Miró i Ardèvol, las ideas de Stephen Jay Gould sobre la explosión cámbrica diciendo que eran "poco evolucionistas". Gould era un paleontólogo y biólogo evolutivo y siempre se destacó por su defensa de la evolución contra la intromisión del creacionismo que vd. defiende. Es falso, además, que su teoría de los equilibrios interrumpidos "justifique" por qué es difícil encontrar las especies intermedias "que enlazan los grandes saltos observados en los fósiles". Gould se refería a las pequeñas transiciones entre especies similares, no a "grandes saltos". Propuso que escaseaban (no que faltaban) porque la evolución es relativamente rápida. Usted debe saber que las formas intermedias de las transiciones importantes abundan, porque los museos y los libros están repletos de ellas, y cada año aparecen en las noticias múltiples "eslabones perdidos", como los llama incorrectamente la prensa.
Finalmente, no podía faltar en una exposición pro-creacionista el empleo cínico de la palabra "dogma". La evolución, como bien explica Gould, no es un dogma sino un hecho científico, como la gravitación, la existencia de los átomos o la deriva de los continentes. La Teoría Sintética de la evolución tampoco es un dogma; es una buena explicación científica de una serie de fenómenos, sujeta a constante revisión. Los dogmas, señor Miró i Ardèvol, están en las religiones y en la cabeza de los creyentes proselitistas como usted. Haga el favor de no proyectarlos sobre la ciencia.
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Gracias a Nau por avisarme y enviarme el texto de La Vanguardia.
Ver también la crítica de Equalium.
2007-01-16 | Haz un comentario (hay 121)
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